Entretenimiento para unos; obstáculos para otros.
Oscilaciones comandadas por los vientos: paulatinas y débiles; ó dinámicas y
bravas, sobre la superficie del gigante azul actúan, llevando su firma en
naufragios, causando destrucción y muerte. Aleatoriamente, intervienen en el
camino del marino, a causa de vendavales, sin conocimiento del daño consumado.
Fruto de la naturaleza más arbitraria, formando su fuerza
mar adentro para así llegar hasta el litoral, a las playas, a modo de regalo
para aquellos deseosos por deslizarse sobre su ondulada figura.
Dos posturas paradójicas de éste fenómeno, inherente a la
naturaleza, que por un lado: siembra la más absoluta devastación; y por otro
lado, un subidón penetrante de adrenalina y satisfacción.